Aunque tu forma de vestir y tus gustos musicales no lo desvelen, te gusta el heavy metal… ¡y lo sabes! Eres de esas personas a las que cualquier juguete no le sirve. A ti te van las emociones fuertes, las sensaciones que van más allá de lo cotidiano.

Este dúo metalero de bolas que sobrepasa el cuarto de kilo te proporcionará nuevas cotas de placer. El frío del metal bien lubricado será lo primero que notes, su peso y su movimiento dentro de tu cuerpo añadirán ese plus de adrenalina sexual que tanto te gusta. Y, si eres de sangre caliente y el frío no van contigo, prueba a sumergirlas en agua bien caliente un rato. El metal es termoconductor, así que podrás decidir si quieres tu ración de placer en frío o servida bien calentita.

La composición de este juguete es sencilla: dos bolas de metal macizas unidas por un cordón de nailon. Su anilla de seguridad te permitirá utilizarlas tanto anal como vaginalmente (pero recuerda no introducirlas jamás en la vagina después de su uso anal sin un lavado previo). En la vagina te servirán para completar tus ejercicios Kegel y reforzar al máximo tu musculatura pélvica (no es recomendable su uso para ejercicios de iniciación). Por el ano estas bolas te harán volar a otra dimensión. Prueba a sacarlas justo en el momento del orgasmo y viajarás al séptimo cielo. Además, como son bolas metálicas, podrás utilizarlas con cualquier tipo de lubricante, como desliz silicona, bacanal o un clásico de base acuosa de los de fondo de armario.

No lo dudes ni un segundo… ¡Te harán caer en la tentación por su propio peso!