Las máscaras y antifaces sexuales no son un disfraz, son una invitación a jugar con la identidad, el misterio y la seducción sin dejar de ser tú. Ese pequeño complemento erótico que lo cambia todo.
Las máscaras y anti...
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No estamos hablando de disfraces de Halloween ni de taparte los ojos para dormir. Estos accesorios están pensados para despertar todos los sentidos, encender la chispa y añadir un toque de misterio que, créenos, puede ser muy pero que muy estimulante.
Imagina esto, luces tenues, una copa de vino y una mirada cubierta apenas por un pequeño antifaz de encaje. Ocultan lo justo y dejan entrever lo suficiente como para que el cuerpo y la mente empiecen a fantasear.
Los materiales también juegan su papel, el encaje da un toque sofisticado, el cuero impone mucho y las versiones adhesivas se quedan quietecitas en su sitio aunque tú no lo estés. Son ligeros, cómodos y súper versátiles.
El mundo de las máscaras eróticas es como un menú degustación, hay un poquito de todo. Desde lo más romántico y elegante hasta lo más salvaje y duro, en nuestra tienda online puedes encontrar:
Porque a veces, lo que necesitas no es una habitación llena de cachivaches, sino un solo accesorio que lo cambie todo. Los antifaces y máscaras pueden transformar una noche cualquiera en una escena de película, para adultos, claro.
Hay cientos de razones por las que un antifaz con encaje o una máscara erótica pueden llegar a enamorarte. Por ejemplo, hay algo en eso de no ver del todo o en ser visto a medias, que da mucho juego. A veces, tapar un poquito es la excusa perfecta para soltarte del todo.
No todo en el sexo es técnica. A veces, la magia está en el ambiente. Y un buen antifaz te mete en el papel sin necesidad de guión. ¿Te apetece jugar a la seducción misteriosa o a la dominación elegante?
Además, son también una buena forma de adentrarte en el universo de los juguetes BDSM si te pica la curiosidad, pero eso de las ataduras bondage, los látigos BDSM y palabras de seguridad te llama demasiado. Añaden ese aire de juego de poder, dominación y sumisión, pero sin necesidad de adentrarse en lo más profundo.
Vale, ya tienes tu antifaz... y ahora te preguntas: ¿con qué me lo pongo para arrasar o para dejar a alguien sin aliento? La buena noticia es que estos accesorios son tan versátiles como tú. La clave está en jugar con texturas, colores y actitudes.
Con otros accesorios: los detalles lo son todo. Si llevas antifaz, no dejes a los otros accesorios en el cajón. Unos guantes sexys, un liguero bien colocado o unas pezoneras y joyas adhesivas pueden completar el look a la perfección.
¡Totalmente! Siempre que respetes los límites y te comuniques con tu pareja, todo va sobre ruedas. Asegúrate de poder respirar bien y ten una palabra de seguridad. El placer es genial, pero la seguridad también es sexy.
La mayoría son talla única con correas ajustables o elásticas. Se adaptan a casi todos los rostros sin apretar demasiado. Pero si tienes dudas, revisa siempre las medidas en la ficha del producto. Mejor que sobre y no que falte.
¡Un montón! Desde arneses BDSM para lucirte, hasta plugs uretrales para los más atrevidos. Y si te va algo más suave, también tenemos lencería erótica que calienta la previa y mantiene el juego sexy.
¡Sí y sí! Con lentillas, cero problema. Y si usas gafas, depende del modelo, solo asegúrate de que no molesten y listo. Nadie dijo que la sensualidad y ver bien fueran incompatibles.
Porque no es lo mismo un antifaz de cotillón que uno pensado para el sexo. Los antifaces eróticos se ajustan mejor, son más cómodos sobre la piel desnuda y están hechos con materiales sensuales como encaje. Nada de goma que aprieta, purpurina que pica o diseños de cartón que se doblan.
Si apuestas por materiales de calidad y opciones transpirables y diseñadas para el cuerpo como los que tenemos en amantis, tu piel estará a salvo. Si tienes piel sensible, evita los antifaces adhesivos y apuesta por uno tradicional con goma.
¡Para nada! Están pensados para que te sientas sexy sin dramas. Son ligeros, suaves y se adaptan bien al rostro. Nada de presión ni estar recolocándolos cada dos minutos, sobre todo si son adhesivos.