Los ganchos anales son perfectos para quienes buscan explorar nuevas sensaciones, añadir un puntito de sado a su juego o simplemente sentir esa estimulación anal que hace sonreír por dentro.
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Un gancho anal no es como tu juguete habitual, no, este tipo de plug anal lleva la estimulación a otro nivel. Es el compañero perfecto para quienes quieren mezclar placer con un toque de sumisión.
Tienen forma de gancho, literalmente, y su diseño está pensado para estimularte por detrás de forma segura. La parte más corta se introduce en el ano, mientras que la parte más larga queda fuera y puede usarse para tirar suavemente o para jugar con ataduras shibari.
Eso sí, como todo en el mundo del placer avanzado, hay que usarlos con cuidado, respetando siempre la seguridad y la higiene. Después de todo, la diversión es mucho más dulce cuando no hay sorpresas desagradables.
Los ganchos están diseñados para aguantar el ritmo y cuidar de ti al mismo tiempo. Por eso, los materiales importan, y mucho. Su peso puede llegar hasta los 365 gramos, suficiente para sentir su presencia sin que sea una carga.
Los ganchos anales se pueden dividir según su forma y terminación en la punta:
Para usar un gancho anal, la primera regla de oro es lavarlo con agua y usar mucho lubricante. Después introduce el gancho despacito, escuchando a tu cuerpo. Si eres principiante, empieza con un modelo más pequeño y ve subiendo de nivel cuando te sientas cómodo.
Una vez lo tengas dentro, empieza la diversión. Existen infinitas posibilidades para jugar con ellos, por ejemplo, para los fans de los juguetes BDSM y el shibari, puede convertirse en un punto de anclaje perfecto para cuerdas bondage. Atar, tensar o jugar con la presión de las cuerdas suma un toque de sumisión poderoso.
Si no te va algo tan duro, puedes usarlo de una forma más light, dejándolo puesto a modo de plug o tirando suavemente con la mano. También puedes hacer que tu pareja ate una correa o cuerda y te pasee como a su mascota, aquí pueden combinarlo con unas orejitas de gatito para meterte más en el papel.
Eso sí, juega siempre con cabeza y respetando los límites. No te recomendamos compartirlo con otras personas sin lavarlo antes y, una vez hayas acabado de jugar, recuerda limpiarlo con agua y jabón, secarlo bien y guardarlo en una bolsita.
La respuesta es simple, para cualquiera que sienta curiosidad y ganas de experimentar.
Un gancho anal es un juguete pensado para quienes quieren ir un pasito más allá del plug tradicional. No es para principiantes del mundo de los juguetes anales, pero es perfecto para:
Los ganchos anales no son para todo el mundo, pero sí para quienes quieren experimentar una mezcla increíble entre estimulación anal, estética erótica y juego de poder. Si buscas un juguete fuera de lo común, un gancho anal podría ser tu match perfecto.
No debería doler si se utiliza con lubricante y paciencia. Aunque sí puedes notar más presión e intensidad que con otros juguetes. Escuchar al cuerpo es clave, si duele, se para.
¡Ambas son geniales! A solas es perfecto para explorar y conocerte mejor. En pareja, el juego se multiplica con cuerdas, control, roles y fantasías. Un gancho anal es camaleónico, puede ser tu secreto o la estrella de una sesión compartida.
Un gancho para el ano no es un plug cualquiera. Además de estimular y ser muy versátil, también tiene un punto de juego visual y de control perfecto para bondage o shibari. Combina placer anal con estética y dominación, convirtiéndose en un juguete híbrido, mitad disfrute, mitad herramienta de poder.
La limpieza es parte del ritual. Lava el gancho anal con agua tibia y jabón neutro antes y después, sécalo bien y guárdalo. Usa lubricante y, si quieres, puedes hacerte una ducha anal antes de utilizarlo.