Seguro que han oído hablar del punto G y de los orgasmos que puede causar su estimulación (no hay más que ver cómo el succionador de clítoris se cuela cada día en más casas y camas). Pero, hombres del mundo… ¿Habéis oído hablar de la zona P? Pues quizás es momento de empezar a saber que en el interior del ano, en la parte pegada a la próstata, hay una serie de terminaciones nerviosas que, si se estimulan con cariño y con la ayuda de un vibrador prostático, pueden proporcionarte orgasmos potentes y expansivos, sin necesidad de erección ni de tener que recuperarte para un segundo round. Te explicamos qué cosas tienes que tener en cuenta para abrir esta nueva dimensión del placer masculino.
¡Prejuicios fuera!
Para empezar, hay que tener claro que, al margen de tu orientación sexual o tus gustos, tu ano va a responder de manera positiva a la estimulación. Repitan conmigo: ¡hay orgasmos más allá del pene! “Hemos dado prioridad a la genitalidad y entendemos que los únicos orgasmos que tienen los hombres son los que surgen de la estimulación del pene: potentes, cortos e imposibles de encadenar, y nos perdemos otras plataformas orgásmicas muy potentes como la zona P”, explica Oscar Ferrani, divulgador sexual y colaborador de amantis. Y es que, tal y como recuerda Ferrani, “los hombres y las mujeres somos mucho más parecidos en cuanto a respuestas sexuales y rangos orgásmicos de lo que culturalmente se cree”.
El gancho del placer
Sí, así podríamos llamar a los masajeadores prostáticos. La mayoría tienen forma de L o de T y suelen ser de unos 10 centímetros de largo y no requieren demasiada dilatación. La parte larga se introduce en el recto y la corta se queda estimulando el perineo, la zona entre los testículos y el ano. “Los hombres que descubran esta zona orgásmica, van a poder también ganar en control eyaculatorio y tonificar el suelo pélvico”, añade Ferrani. Una vez que descubras este gatillo orgásmico ¡no podrás parar!
¿Oscilación o vibración?
Prueba el masajeador prostático que más te guste. Si quieres introducirte en el mundo anal suavemente y sin sustos, prueba el Prostático liso de amantis con sus 10 patrones de vibración, o también puedes lanzarte a los placeres prostáticos con un artilugio con cabecita osciladora como Adin 2. ¡Los hay hasta con electroestimulación! Pero, ojo, también tienes opciones sin motor y otras posibilidades. “Un dildo con forma fálica no muy grande también podría ser un excelente masajeador prostático. O también se puede usar una anilla prostática, que es una cock ring con una pinza que acaba en un plug pequeño”, explica Oscar Ferrani.
Lubricante sí o sí
Recuerda que cualquier viaje por la puerta de atrás, ha de ser con un buen lubricante anal, y que hay que limpiarlo antes y después de cada uso con agua tibia y jabón neutro, o con un jabón bactericida como Limpín.
¡Ahora sí, ya estás preparado para adentrarte en esta nueva dimensión orgásmica!
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