Por Marta Molas, periodista y colaboradora de amantis
En los dos últimos años he realizado algunas charlas y talleres dedicados al mundo del porno para un público joven o que trabaja con jóvenes. Todos con mucho interés en ver buen porno. Y aunque he reflexionado, me he documentado y he visto mucho porno, a día de hoy continúo sin saber si existe tal supuesto buen porno. Ni tan siquiera sé si ha evolucionado en los últimos ¿50 años?
Lxs modernxs que léeis este blog seguramente ya estaréis pensado: ¡Erika Lust! Lxs modernísimos, estaréis chillando: ¡postporno! Y sí, seguramente ambos conceptos serían el mejor porno y el porno más moderno que tenemos actualmente, pero… ¿esto es todo lo que hay? Se me baja la líbido solo de pensarlo. ¿Y por qué, diréis?
Recapitulemos:
Erika Lust, para quién no la conozca, es una directora de porno danesa afincada en Barcelona que dirige y vende un porno estéticamente trabajado y con cuerpos que difieren del tradicional pedazo-de-miembro-masculino y pechos-prominentes-con-morritos-grandes. Lo que ya es un logro. Lo que se agradece.
El postporno, para quién no lo conozca, es un movimiento artístico, político, feminista y sexual que se originó hace ya 30 años y que viene a defender un porno que tenga en cuenta todos los cuerpos (grandes, pequeños, gruesos, discapacitados, mellados, diversos al fin), todos los géneros (yendo más allá del tradicional y heteropatriarcal masculino y femenino) y todas las prácticas (considerando que cualquier práctica, no solo la penetración, el sexo anal y los típicos preliminares cuentan como acto sexual). ¡Merece un aplauso!
¿Todo ello suena bien, no?
Pero sigamos ahondando:
Erika Lust lleva haciendo el mismo tipo de porno desde el inicio
del siglo XXI. Y vamos ya hacia las dos décadas. Si sumamos, además, que en los últimos tiempos está más que estancada en su proyecto Xconfessions (magnífica idea -por otra parte- de reproducir las fantasías sexuales de aquellos intrépidos que se atrevan a explicarlas en esta web-), el tema preocupa. Debemos sumar además que, aunque son muchos los que consideran que esta cineasta es lo más, que tiene muy en cuenta a la mujer, que hace «buen porno» para mujeres y hasta llega a calificársela de directora feminista… Otras voces más críticas, como el movimiento postporno o colectivos feministas, la tachan de autora puramente esteta que no trabaja en profundidad en su trabajo la reivindicación y el augmento de libertades sexuales por parte de las mujeres, y por lo tanto, niegan el supuesto feminismo que pueda haber en sus obras. La que aquí escribe, no va a decantarse hacia un lado o hacia el otro, però sí les invita a reflexionar: cojan unas cuantas películas de Lust y respondan a las siguientes preguntas:
– ¿Qué guión del acto sexual se reproduce en las películas? ¿Sigue lo que podríamos definir como un prototipo estándard de besitos-cunnilingus-felación-penetración?
– ¿Advierten ustedes personas guapas y feas en sus filmes? ¿Son una representación real de nuestra sociedad? ¿O una representación idealizada?
Espero sus comentarios.
Y ahora ahondemos en el postporno. Para ser sincera, reconozco que el movimiento me chifla e intelectualmente, me pone (si tienen ganas de investigar, verán en Míster Google que he escrito unos cuántos artículos al respecto). Pero pongamos los puntos sobre las ies. Si buscan filmes sobre postporno (El Belga, de María Llopis o cualquiera de las performances de Pornoterrorista, por poner ejemplos clásicos) verán que les va a costar masturbarse con tal porno. ¿Y no es el porno una arma, un recurso, para el autoerotismo? ¿Qué, si no? Así las cosas, me flaquea y mucho, que un movimiento que en su teoría me parezca tan y tan acertado, a la práctica y en la realidad, no me ponga nada de nada. Y ello nos lleva a una reflexión: ¿si el postporno, aunquen tiene en cuenta todos los cuerpos, los géneros, las tendencias sexuales, las diferentes prácticas sexuales… no nos pone… es que no es porno? ¿Es simplemente una construcción artística y política? ¿artística e intelectual? ¿O el problema somos nosotrxs, lxs espectadorxs, que con nuestra mente chapada a la antigua, hemos aprendido a excitarnos exclusivamente a base de pornobasura machista, sexista y bajo parámetros estéticos esteriotipados e idealizados? Aquí es donde siempre me pierdo y me rindo. Díganme qué piensas ustedes.
De todas maneras, si alguna línia parece coger buen tono, sin duda, es el postporno. De aquí han salido iniciativas que deben tenerse en cuenta como el documental Yes We Fuck o productoras como la mexicana 3equis. Y quién sabe, puede que la Lust nos tenga en breve alguna sorpresa preparada que no esperábamos. Les seguiremos la pista.
PD. Por si a alguien le interesa, aquí os dejo el link con la presentación de la charla sobre porno que he dado repetidas veces.
PD2. Y si queréis seguir hablando del temaa, el 15 de marzo, 19 horas, en amantis Gràcia (Torrent de l’Olla, 145) haremos una charla sobre porno. ¡Quedan todxs invitadxs!
7 marzo, 2017 a las 2:32 pm
Tu lo has dicho, el porno ante todo sirve para excitarse, para masturbarse, pero muchos parecen haberlo olvidado, especialmente los realizadores. Tanto los del porno convencional o mainstream o como se quiera clasificar que nos ofrecen ya unas cosas monótonas, sin gracia alguna, unos cuerpos amorfos y estereotipados, una estética aberrante y poligonera, en fin que decir, para mi absolutamente antiíibido. Luego están lo modernillos, los ways, los que van de artistas por la vida, pero se quedan en pretenciosos (lo más bajo estéticamente hablando a mi entender) que lo que nos ofrecen son unos malditos videoclips con clara vocación promocional de linea de productos.
Desconozco el postporno pero lo que cuentas tampoco me induce a indagar.
Cada mente se excita con cosas diferentes, supongo que la edad, las vivencias pasadas, y las impresiones y sugestiones en la infancia y adolescencia determinan bastante.
Yo por mi parte encuentro bastante satisfactorios los siguientes productos: Abbey Winters, esas chicas tan naturales, tan distintas cada una, increíble, y ahora que también empiezan con hétero la cosa promete.
El porno que se hacía en los 70’s y aún en los 80’s , algunas escenas son deliciosas, frescas y nada machistas, y esos cuerpos naturales, con su vello y sin los malditos piercing y tatoos que se han constituido en la maldición de nuestra época.
Y además está el casero, donde sale gente como tú y como yo follando y se pueden encontrar autenticas delicias. (no me refiero al casero «organizado» tipo fakings)
En fin la receta para hacer buen porno para mí pasa por: naturalidad, humildad y morbo. Las pretensiones y los discursos ideológicos por favor al cubo de la basura, pues no tienen nada que ver con el sexo ni con el arte.
16 diciembre, 2017 a las 1:26 am
Qué pensáis ahora del nuevo cambio que se va a producir en el porno con la introducción de la realidad virtual? Tanto la forma de producirlo, grabarlo y crear las historias van a tener que cambiar completamente.
Sitio como en https://www.vrpornogratis.net ya tienes para poder descargar películas vr porno de forma gratis y empezar a experimentar con ellas, son este tipo de películas más parecidas a lo que tendría que ser el porno? o aún se alejan más de lo que deberían ser? Pierden el potencial que tienen de poder sentir casi como real la situación que se vive y filma?
gracias