Es una evidencia que el cultural gap que tenemos con nuestros queridos compatriotas del otro lado del planeta es enorme. Aunque nos 64200179赤い髪の女comamos sus sushis y bevamos su té verde, a veces, nos cuesta entendernos los unos con los otros. Y no hablamos solamente del idioma.

Hoy queremos mostraros su cine erótico. Si no habéis visto nunca nada, fliparéis. Su estética es bien diferente a la nuestra, y su trayectoria, nada tiene que ver con la spanish way. Mientras nosotros mostrátabamos tetas y culos de manera socarrona durante El Destape ellos filmaban con absoluta delicadeza para que no se viera nada, mientras aunaban erotismo con violencia, chillidos y pasiones desenfrenadas. Veámoslo.

Pinku eiga
Se llama así y literalmente significa “cine rosa”. Viene de “pink”, rosa en inglés y de “eiga”, cine en japonés.

La productora que más conreó este género fue los estudios Nikkatsu, que aún hoy siguen vivos.
Las primeras películas pinku eiga fueron films juzgados como obscenos por escenas anecdóticas de desnudos, y la censura, que prohibía que se vieran vellos o genitales, obligó a los realizadores a centrar la mirada del espectador en otras partes de la película. Por eso, nunca se ve nada.
De ahí el género tomó ciertas características: el escenario casi nunca es importante, nunca muestran el sexo y la mayor fuente erótica se origina de perversiones y todo tipo de sadismos sobre la figura femenina de la peli.

Y todo, como en la mayoría del porno, filmado con muy poco presupuesto.

Su historia
blacksnowEl cine porno japonés empezó en los 60, en el momento que la TV, que aterrrizaba en todas las casas, hizo bajar mucho los ingresos del cine, que se dedicó a hacer pelis eróticas y violentas. Pero llegaron los juegos olímpicos de 1964, y Japón quería dárselas de ‘blanco y puro”. Por ello, prohibió los strip-tease y las pelis porno. Y ahí… ¡Plaf! Apareció el “pinku eiga”.

Se considera que la primera película del género fue Kuroi yuki (Nieve Negra) de Tetsuji Takechi.
A finales de los 60 y durante los 70 el género se vuelve más mordaz y cercano a lo que se ha llamado “cine de explotación” ( cine que trataba temas sociales moralmente inaceptables de carácter mórbido o lascivo: lo erótico, comportamientos sexuales humanos distintos o directamente, violencia).
Será hacia los 80, cuando el género decaiga, por la aparición del vídeo y de poder ver, así, otras pelis puramente eróticas y pornográficas. Pero el género aún continua cultivándose.

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