La sexualidad entendida de manera relacional, hace una lectura del sexo como un espacio de comunicación dentro de la intimidad. En esta intimidad, es desde el lugar donde contactamos con nuestra seguridad personal, así como con la propia autorización del placer. También es donde se preservan nuestros límites con los del otro, que nos permiten compartir el placer.
En la vivencia de una sexualidad saludable, constatamos cómo nos sentimos y cómo somos capaces de estar con el otro, sin temer a ser engullidos y a caer en el no-placer.
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